La obra que homenajea al notable cineasta argentino fue emplazada este miércoles en una esquina del barrio porteño de Villa Crespo.

La escultura de Leonardo Favio flanqueado por sus musas y cuya estructura, de unos 4,8 metros, fue donada por la Asociación General de Directores Autores Cinematográficos y Audiovisuales (DAC), fue emplazada este miércoles en el barrio porteño de Villa Crespo con la presencia de cineastas, músicos y de los ministros de Cultura nacional, Tristán Bauer, y local, Enrique Avogadro.

La escultura “Favio y la Musa”, realizada por Eric Dawidson, busca sintetizar la relación que Favio tuvo con el cine y la música.

Figura ejemplar

Bauer resaltó la figura “ejemplar” del artista, sus años de persecución por parte de la dictadura militar y sostuvo que su figura “marca” a las generaciones actuales con sus películas y canciones.

El ministro nacional destacó la sala inmersiva que se encuentra para visitar en el Centro Cultural Kirchner (CCK) en honor a Favio, alguien que sentía “un amor especial para con su pueblo. Él fue la expresión de ese pueblo”, sostuvo el funcionario.

Avogadro, en tanto, calificó al director de “Gatica, el Mono” y “Juan Moreira” como uno de los “máximos exponentes de la cultura nacional”, a la vez que al recordó que el 18 de abril comienza el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici), “que es un claro ejemplo” del legado de Favio.

Dónde está emplazada la escultura

Con el clásico pañuelo en la cabeza, una guitarra en su espalda y un megáfono en la mano derecha, la escultura de Favio (de quien en noviembre pasado se cumplieron 10 años de su muerte) fue emplazada en la intersección de Vera y la Avenida Corrientes, en el barrio porteño de Villa Crespo.

Para modelarla, Dawidson acudió a los bailarines Natalia Pelayo y Hernán Piquín, quienes protagonizaron el filme de Favio “Aniceto”, de 2008. Ambos posaron (Piquín como Favio y Pelayo como la Musa) para que Dawidson tomara fotografías mientras danzaban como el artista con su musa.

Generoso

“De Favio recuerdo un ser súper generoso, respetuoso con cada una de las 100 personas que trabajamos en ‘Aniceto’. Todo lo pedía con el por favor delante de cada frase y con un gracias al final”, afirmó Piquín.

Pelayo, por su parte, recordó: “Sus enseñanzas me hicieron crecer como artista. No tengo palabras para describir lo que fue trabajar con él. Fue una persona muy generosa, con mucha empatía y sentido artístico. La experiencia de ‘Aniceto’ la voy a llevar siempre en mi corazón”.