Bajo el título de “Cuando digo libertad”, el músico Pedro Aznar dio a conocer un texto en el que resalta los valores de la libertad y la democracia.
No menciona a nadie, no puntualiza sobre ningún candidato ni hace referencias políticas explícitas sobre el balotaje del próximo 19 de noviembre. Pero el músico Pedro Aznar dio a conocer su opinión sobre el momento político que vive la Argentina. Lo hizo con prosa refinada y un profundo amor por la democracia que la Argentina vive hace 40 años ininterrumpidos.
“Desde este Cabildo que visité en mi infancia gracias a la escuela pública y gratuita, y cuando la vida ya me ha dado las canas de muchos de aquellos que forjaron, desde este vientre, el avance de la libertad contra el oprobio colonial, desde esta esquina de la plaza que vio más tarde la caída de las instituciones y la implantación de un régimen de terror, hago esta preocupada reflexión llamando a la cordura a muchos que parecen haber perdido la memoria”, comenzó diciendo el artista a las puertas del Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires.
“La democracia que recuperamos es preciosa, frágil y se apoya en los hombros de cada una y cada uno de nosotros. Ese nosotros que se levantó malherido de las ruinas en el ‘83 y le dijo a la cara al horror un resonante Nunca más”, continuó, contundente.
El capitalismo implosiona
Luego, hizo puntualizaciones sobre el capitalismo, al decir que “mientras implosiona y crea en su seno un océano de parias, la democracia es traicionada y secuestrada por las elites del mundo, por su retorcida especulación y su astuta manipulación de la opinión pública”.
Asimismo, Pedro Aznar acotó: “Estamos, sí, cansados de no ver el mundo que anhelamos, uno en el que la igualdad de oportunidades y el derecho a una vida hermosa y justa se haga realidad”. A ello, sumó: “Pero salir corriendo hacia las fauces de la bestia que engendra la hecatombe no es la estrategia más inteligente ni el modo de alcanzar la utopía”.
Luego, más cerca de los nombres propios pero sin darlos, el célebre integrante de Serú Girán, disparó: “La libertad ilimitada del mercado para hacer su capricho atropella la vida, cercena las oportunidades del que menos tiene, se come vorazmente las entrañas de la tierra. Hace cuarenta y siete años tuvieron que implantar su triste reino con balas, torturas y vuelos de la muerte”.
Y cerró, en el marco de un hecho organizado por el programa radial Perros de la Calle: “Hoy, a cuatro exactas décadas de haber creído terminada para siempre aquella pesadilla de plomo, la vemos asomar su repugnante cabeza en forma de promesas falsas, ideas a medio cocinar, falacias mal vestidas de tecnicismos y un aberrante negacionismo de las monstruosidades cometidas. Este es el momento en que la ciudadanía deberá mostrar su temple y su coraje, el material del que está hecha, la fibra de su altura moral o la caída estrepitosa al precipicio del individualismo autoritario”.