Un joven de 23 años mató este lunes a tiros a cuatro personas en un banco de Louisville, Kentucky. El atacante, un exempleado de la entidad, también falleció.

Un joven de 23 años mató este a tiros a cuatro personas en un banco de Louisville, la ciudad más poblada del estado estadounidense de Kentucky, incluyendo a dos amigos del gobernador, informaron autoridades. El atacante, un exempleado de la entidad, también murió baleado.

Otras nueve personas resultaron heridas y fueron internadas en un centro médico de esa ciudad tras el tiroteo en el edificio del Old National Bank, informó el Hospital de la Universidad de Louisville.

Dos de los heridos eran policías, y uno de ellos estaba en estado crítico, agregó el hospital.

Violencia sin fin

El tiroteo, el decimoquinto masivo en Estados Unidos en lo que va del año, llegó dos semanas después de que una exalumna matara a tiros a tres niños y tres adultos en una escuela primaria de Nashville, estado de Tennessee.

Policías llegaron al banco cuando todavía se estaban disparando tiros e intercambiaron disparos con el agresor, dijo el subjefe de Policía de Louisville, Paul Humphrey, en conferencia de prensa.

Aún no queda claro si el tirador se suicidó o si los agentes le dispararon, según la cadena de noticias CNN.

La jefa de Policía interina de la ciudad dijo más tarde que el agresor se llamaba Connor Sturgeon, de 23 años.

La jefa policial, Jacquelyn Gwinn-Villaroel, identificó también a los otros cuatro muertos: tres hombres de 40, 63 y 64 años y una mujer de 57.

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El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, emocionado, dijo que perdió amigos en el tiroteo. “Esto es horrible”, afirmó en una conferencia de prensa. “Tengo un amigo muy cercano que no sobrevivió. Y tengo otro amigo cercano que tampoco lo hizo. Y uno que está en el hospital y espero que lo supere”, agregó.

Los agentes “sin duda salvaron vidas”, sostuvo, por su parte, el alcalde de Louisville, Craig Greenberg, en la conferencia de prensa.

Por su parte el alcalde, que sobrevivió a un tiroteo el año pasado, denunció “un nuevo episodio de violencia armada”.

Decenas de miles de personas mueren cada año en tiroteos masivos en lugares públicos de Estados Unidos, un fenómeno trágico que se atribuye a la libre portación de armas en ese país, tutelada por la propia Constitución.