Contaminación mundial

Se cruzaron casi todos los límites críticos de seguridad del ambiente. El deterioro ambiental es más acelerado de lo que pensamos.

Un grupo de científicos internacionales, liderado por el Basque Center for Climate Change (BC3), reveló que los límites críticos de seguridad del ambiente fueron superados y el deterioro ambiental es un hecho incontrastable.

Esta investigación, cuyos resultados se publicaron en la revista Nature, concluye que muchos de los impactos en el bienestar humano a esta altura son inevitables debido a la transgresión de esos límites.

A poco de cruzar el último límite

El estudio establece que el límite “seguro” para el aumento de la temperatura media global de la Tierra es de 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Este límite aún no fue excedido, lo que reduce la probabilidad de múltiples puntos de inflexión climáticos. Sin embargo, sí se superó ya el límite de 1º C, el cual busca evitar una alta exposición a daños significativos causados por el cambio climático.

Medio centenar de investigadores convocados por la organización internacional Future Earth y pertenecientes a la Comisión de la Tierra han participado en este estudio. Esta plataforma internacional de científicos colabora para promover un mundo más sostenible. Su investigación aborda los umbrales críticos que no deben ser traspasados con el fin de proteger un planeta capaz de sostener el bienestar humano.

Contaminación en el agua, el aire, el suelo

Entre los ejemplos destacados, los científicos advierten que entre el 50 y el 60 por ciento de la naturaleza global debería mantenerse intacta, pero este límite tampoco se cumplió. Asimismo, señalan que la alteración del caudal del agua superficial no debe superar el 20 %, y que el aprovechamiento del agua subterránea no debe exceder la capacidad de recarga de los acuíferos. Ambos límites también fueron violados.

Los investigadores además alertaron sobre la superación de límites seguros y justos en los ciclos de fertilizantes, como el nitrógeno y el fósforo, que están alterando los flujos naturales del agua y liberando cantidades excesivas de nutrientes en los ríos. Esto plantea serias amenazas para los ecosistemas y el bienestar de las personas.